El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y su 'número dos', Salvador Valdés, han sido ratificados en sus respectivos cargos por la Asamblea Nacional en la sesión extraordinaria que se ha celebrado este jueves para materializar los cambios políticos contemplados en la reforma constitucional.
Díaz-Canel, que ejerce de presidente desde la histórica transición de 2018, ha sido reelegido con el 96,6 por ciento de los votos, mientras que Valdés ha obtenido el 94,9 por ciento, según informa la Agencia Cubana de Noticias (ACN).
Hasta ahora, Díaz-Canel y Valdés eran técnicamente presidente y vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros, pero con la reforma constitucional pasan a ser presidente y vicepresidente del país, cargos que no existían como tal.
La nueva Carta Magna limita el mandato presidencial a dos periodos consecutivos y encarga a su titular "representar al Estado y dirigir su política general; dictar decretos y otras disposiciones; y participar por derecho propio en las reuniones del Consejo de Estado", de acuerdo con ACN.
Ya confirmado en la Presidencia de Cuba, Díaz-Canel elegirá personalmente al primer ministro --otro puesto de nueva creación--, que asumirá el control del Consejo de Ministros, absorbiendo con ello parte de las funciones ejecutivas, que se desdoblarán por primera vez bajo el régimen 'castrista'.
La Asamblea Nacional también ha confirmado a Esteban Lazo como su presidente y a 17 de los 31 integrantes con los que hasta ahora contaba el Consejo de Estado, a los que ha sumado cuatro rostros nuevos hasta completar los 21 miembros.
A la sesión extraordinaria ha asistido el ex presidente Raúl Castro, que entregó el poder a Díaz-Canel el año pasado, aunque permanece como máximo responsable del Partido Comunista de Cuba (PCC), cargo que ocupará hasta 2021 y que le permite seguir influyendo en la política de la isla. REFORMA CONSTITUCIONAL
La nueva Constitución, aprobada primero en referéndum y después en la Asamblea Nacional, crea una nueva estructura política, aunque mantiene la carga ideológica --ya que el único cambio a este respecto es la renuncia a la utopía comunista--, y da forma jurídica a la apertura económica impulsada por su predecesor inmediato, Raúl Castro.
En materia de Derechos Humanos, el principal cambio operado por la reforma constitucional iba a ser la legalización del matrimonio homosexual, pero finalmente se descartó. Amnistía Internacional ha lamentado que, si bien "a primera vista parece fortalecer los Derechos Humanos", un análisis más detallado revela que los limita a las leyes cubanas.